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Mostrando entradas de agosto, 2018

III

Cargo el frío, como quien lleva una bolsa de  arpillera repleta de bártulos. Rasposamente, lo aseguro con un nudo entre los dedos. No me imagino una bolsa de arpillera con manijas, me las recreo bien incómodas aunque rústicamente pintorescas.  En otras palabras, la imagino como lo que decorativamente es un dolor de güevos. A riesgo de estirar la metáfora a troche y moche, se me da por aclarar que al frío lo traigo sin manija. (Decorativamente como el orto). Forzosamente me dirijo siempre a los mismos lugares y voy arrastrastrando mis pies, como niñito que hace un berrinche porque no le compraron un chupetín en la caja del chino. Me empeño en no fruncir las cejas para demostrar mi descontento, porque tendría que andar dando explicaciones y últimamente sufro una languidez mental imparable.  Se van erigiendo, a lo largo del día, una serie de intervalos imaginarios de calor, en donde me aseguro de estar viva al oír el tronar de los huesos. La oleada espesa de las estufas me unta los

Amarga

Algunas veces me animo a pensar en lo que pudo ser y no fue. Al cabo de un rato, siento que pierdo mi tiempo. Últimamente me animo a pensar lo que no fue, sin cuestionarlo. Al principio tiene un gusto amargo. Luego, empiezo a sentir el profundo encanto del amargor. Cherry lips🍒

Por las dudas

Encimarnos. Uno por arriba del otro, por debajo, por los costados, capturados por las impresiones, denostablemente húmedos. Apretarnos las yagas, lo que sangra y está entremezclado entre todo el vapor de la carne. Estrecharnos. Viscosidad sin mesura, ardiendo el encuentro. No hay plan, no hay línea de ruta, el trazo es desparejo y se me desdibujan las fronteras, no hay sorpresas allí, ni aquí, ¡claro que no!, la intensidad suele tachonearme el método. Difuminar el imago. Qué corriente en este vincularnos, que el lenguaje sea tácito, pero la lengua sea integra protagonista. Como un manchón, rojo y violáceo que pinto con los dedos, te digo: Echále más pintura cada vez. Desencontrarnos. Frívolos sin ataduras que de un roce maestro abordando lo no dicho, el no decir, sucumbimos a la falta, creyéndonos rebeldes nos embarramos al desconocer. Nos ingerimos, sin vernos, viéndonos, obturándonos por la piel. Aquí está, ya la tengo, lo tomé prestado de lo que hubo entre ayeres, ya hice

El resto

Fantasy✨

Texto 1

No me quiero ir sin encontrarte. Saber los lugares por los que te gusta andar. Recorrer tus pasos, transitar tus caminos. No me quiero ir sin verte. Verte, tocarte, sentirte. Sentir tu respiración. Respirar tu mismo aire. No me quiero ir sin conocerte. Conocer lo que pensás. Pensar con vos en las cosas que te preocupan, que ahora también me preocupan a mi. No me quiero ir sin saber cuántos lunares tenés. Sin saber cual es tu color favorito o tu miedo más grande. No me quiero ir sin que me veas, sin que me conozcas... Sin que me encuentres vos a mi. Cherry lips✨

A Martínez

Azorada por lo efímero de cada lapso que en su ciclo infinito perdura tan sólo hasta que acabamos entrelazados, trozados por el silencio, postrados e inmóviles, en acuerdo unánime, en la clave implícita del fin, contemplo. Lo que creí saber se esfuma, inconsciente, no reparo en cuántas veces dije sí guiada por el ritmo de la euforia. Contrariada, No puedo parar de pensar en todas aquellas veces que no quisiera decir no. Decirte no. Decirnos. Y el eco del beso galopa, el instante me agobia, en el fondo sé, que no me quiero ir de acá. Niña Aire🌺

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 Fantasy✨

Por vez primera

Me gustan las primeras veces, el escozor, la incertidumbre, la marca ulterior. El nombre nuevo, La sensación. La primera vez que me subí a un colectivo Me lo tomé al revés y sobreviví. La primera vez que viajé sola Tuve más miedo que nunca, pero miré todo con tanta atención que sobreviví. La primera vez que me puse en pedo quebré sobre las rodillas de alguien que ya no sé quién es y sobreviví. La primera vez que cogí no me cuidaron, fue a escondidas, Mecánico. La piel no fue más que el dolor, la pasé mal, pero igual sobreviví. La primera vez que me fumé un porro no me pegó y sobreviví. La primera vez que me besé con mi primer novio, no paramos de chocarnos los dientes, después de los dientes, las siguientes primeras veces, fuimos chocando otras cosas, no me di cuenta y seguí, Hasta que paré Y sobreviví. La primera vez que lloré hasta quedarme dormida, que lloré durante días interminables, me abrazaron tan fuerte Me dijeron cosas tan lindas que sobreviv